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Reflexiones sobre los retos del etiquetado inteligente en la cadena alimentaria del futuro

Las consecuencias de la pandemia por la covid-19 y la crisis de los cereales por la guerra de Ucrania en nuestro comportamiento como consumidores ya son un hecho: somos más sensibles en relación a lo que comemos y bebemos, al valor de nuestra cadena agroalimentaria, y, además, ahora somos indiscutiblemente más digitales.

Sin embargo, la mayoría desconocemos que, tras la quema de combustible, la producción de alimentos y bebidas para humanos y animales supone el segundo mayor factor de impacto en el cambio climático.

Evolución del consumidor.

Si se observa la evolución en la manera en la que ha estado configurada la cadena agroalimentaria hasta hoy, los consumidores hemos ocupado el eslabón final y hemos sido sujetos pasivos de lo que se produce y llega a los supermercados. Es esta estructura la que está evolucionando a causa del cambio de percepción e implicación que estamos experimentando los consumidores, que estamos adquiriendo mayor conciencia y compromiso, además de buscando y utilizando herramientas para provocar un cambio en este obsoleto paradigma lineal.

Esta evolución explica la progresiva inclusión en las etiquetas de los productos de iconos, imágenes y reclamos cada vez más dirigidos a un nivel conciencia de los consumidores más profundo. Buscamos artículos más sostenibles, con menos azúcar o que tengan su origen en España, entre otras muchas opciones. Estos aportes de información al consumidor siguen siendo insuficientes y confusos, según los estudios de las asociaciones de consumidores. Por esto, con el objetivo de responder nuestra demanda de conocimiento como consumidores, han nacido plataformas de valoración de productos con información complementaria sobre los mismos como NutriScore, Yuca (basada en NutriScore), Coco o My Realfood. Sin embargo, estas no están exentas de controversias por parte de los productores.

Un modelo de comunicación circular.

Ante esta situación, es necesario establecer paradigmas en los que tanto productores como distribuidores y consumidores colaboremos en el reto medioambiental, social y económico que tenemos por delante. Un modelo colaborativo en el que los consumidores seamos el centro como promueve el etiquetado inteligente de los productos, facilitando que podamos ser conscientes y colaborar con información a mejorar los modelos productivos y de distribución que hemos venido teniendo hasta ahora. Un modelo de comunicación circular en el que todos los implicados participemos, aportemos y nos beneficiemos.

Hasta ahora, los QR adheridos junto al precio que se ven en muchos supermercados o en pancartas en los lineales suelen llevarnos a una página web que claramente está orientada a la publicidad en lugar de a la información útil e imparcial sobre el alimento. En algunos casos incluso los QR transportan a un enlace roto o una trazabilidad que, para nosotros como consumidores europeos, se da por seguro.

Esta circunstancia deja patente la necesidad de hacernos llegar como consumidores información relevante y de interés que permita establecer una relación de credibilidad y confianza, y a la vez cree una nueva manera más rentable y sostenible de mejorar la cadena agroalimentaria.

Fernando Vázquez Rojas, director general de Naturcode

Garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades:

Contribuyendo a una mayor información para los consumidores sobre la composición e ingredientes de los alimentos y bebidas, alérgenos y otra información relevante sobre seguridad y salud alimentaria.

Trabajo decente y crecimiento económico:

Impulsando la economía y cultura local donde la empresa tenga operaciones, apoyando a pequeñas empresas locales y formando y contratando a personas en situación de vulnerabilidad, especialmente a través de la promoción y visibilidad de pequeños productores locales.
Meta 8.9. De aquí a 2030, elaborar y poner en práctica políticas encaminadas a promover un turismo sostenible que cree puestos de trabajo y promueva la cultura y los productos locales.

Producción y consumo responsable:

Contribuye para garantizar modalidades de producción y consumo responsable, ayudando al consumidor entre otras cosas a pensar bien lo que se compra y elegir una opción sostenible siempre que sea posible.
La estrategia identificada y centrada en dar respuesta al ODS 12 de Producción y Consumo Responsable conlleva un paso adicional dirigido hacia trabajar en las metas relacionadas a estos grandes y ambiciosos objetivos globales.
Meta 12.8. De aquí a 2030, asegurar que las personas de todo el mundo tengan la información y los conocimientos pertinentes para el desarrollo sostenible y los estilos de vida en armonía con la naturaleza. Empoderando al consumidor responsable.
Indicador 12.8.1. Grado en el que (i) la educación para la ciudadanía global y (ii) la educación para el desarrollo sostenible (incluyendo educación sobre el cambio climático) son establecidos en (a) las políticas nacionales de educación (b) los planes de estudio (c) la formación del profesorado y (d) evaluación de los estudiantes

Fortalecer los medios de implementación y revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible:

Contribuyendo a una mayor concienciación del consumo sostenible y responsable, a través de una mayor e imparcial información al consumidor sobre los características, orígenes y procesos de elaboración de los productos alimenticios y bebidas. Paralelamente, mediante la ejecución, apoyo y difusión de campañas para fomentar una educación alimentaria y promoviendo el mayor conocimiento de las características y hábitos saludables.